Vender tiempo, la profesión del futuro





¿A qué te dedicarás cuando las máquinas lo hagan todo?



En 2045, la inteligencia artificial ha dejado en el paro al 48% de los europeos y norteamericanos. En Sudamérica y África, esos porcentajes son menores, pero igualmente alarmantes: más de un 25% de la población ha sido reemplazado por un robot (físico o virtual). ¿A qué se dedican esas personas? Venden su tiempo.





El futuro que describo en el párrafo anterior puede parecer apocalíptico, pero son proyecciones reales, como relata este artículo del Washington Post. La cuestión que queda por resolver es qué van a hacer los humanos que se queden sin empleo. Aunque esta revolución digital tendrá una distribución desigual (como han tenido todas las revoluciones industriales), sin duda el impacto será considerable. Sí, es cierto que los robots e inteligencias artificiales generarán nuevos puestos de trabajo que tal vez ahora no nos planteamos. Muchos de ellos tendrán que ver con analizar y revisar qué es lo que los robots hacen y piensan. Sin embargo, es poco probable que esas nuevas profesiones sirvan para cubrir los puestos de trabajo que las máquinas vayan a ocupar, por un motivo bastante sencillo: las máquinas se ocuparán de las tareas más tediosas y menos cualificadas (como montar sillas de Ikea), mientras que las nuevas profesiones serán mucho más cualificadas y transversales. Eso deja a un importante volumen de personas sin absolutamente ninguna esperanza de encontrar una ocupación.


Una solución que se viene proponiendo el problema y que va ganando fuerza es la de una renta básica universal. Finlandia ha sido el primer país en desarrollar un "experimento social" exitoso con ella. Sin embargo, siendo realistas, muy pocos gobiernos o partidos en el mundo creen que esto sea algo viable o deseable. Una solución a ese problema podría estar en una red social "alternativa", Minds. Al contrario que otras redes sociales, donde nos vemos bombardeados con publicidad a cambio del "servicio" que nos están ofreciendo, Minds paga a sus usuarios con criptomoneda a cambio del tiempo que pasan en la red social. Con la criptomoneda que uno obtiene, poco se puede hacer, salvo promocionar publicaciones en la propia red social, pero sin duda el concepto es intrigante, y es posible imaginar un futuro en el cual ser un influencer sea la principal forma de vida de muchas personas.


En cierto modo, estaríamos vendiendo nuestro tiempo interactuando en la red social a cambio de dinero con el que sufragar nuestros gastos (parte del cual se iría en promocionar nuestras publicaciones para llegar a la mayor cantidad de gente posible). Sin duda, se trata de un futuro bastante antiutópico. Sin embargo, también es cierto que el número de personas que usan redes sociales no deja de ir en aumento, y su influencia en nuestras vidas es cada vez mayor. En un futuro en el cual las redes sociales hayan sido reguladas para evitar escándalos como el de Facebook con la Internet Research Agency, tal vez los humanos hayan dejado sin empleo a los robots en las redes sociales.