Estos son los principales backlinks conduciendo a la página de Poppy. Como podéis ver, salvo el cuarto, que hace referencia a una actuación de Poppy en Houston, todos los demás corresponden a emisoras de radio japonesas. Sin duda, triunfa en EEUU y los países anglosajones, pero también lo hace en Japón. No creo que esto sea mera casualidad.
Esto conduce a mi teoría sobre el canal y su contenido aparentemente simple y repetitivo. ¿Y si no estuviera dirigido a una audiencia angloparlante, sino a la audiencia japonesa y el objetivo de Mixter y Pereira con su proyecto ha sido siempre en convertirse en una J-Pop idol? Si buscáis información sobre las idols japonesas veréis que tienen mucho en común con la imagen de Poppy: expresividad limitada (en Japón, nuestra forma de reírnos o actuar de forma natural es vista como "bárbara"), colores suaves, música bastante simple en lo técnico, un cierto erotismo (basta ver el primer vídeo subido al canal para percatarse de ello). Por otra parte, que el guión del canal sea simple hace la vida más fácil a los seguidores que no hablen inglés de forma nativa.
Algunos youtubers cuyas críticas y análisis he visto se preguntan por qué sigue haciendo vídeos, cuál es el fin de la historia que se supone que cuenta Poppy en su canal. Bueno, la respuesta es clara: más de 17.000 anuncios entregados en visitas a su canal significa una cantidad significativa de dinero. Si a esto añadimos su propio espectáculo en YouTube Red (la versión premium de YouTube para EEUU), más de 200.000 seguidores en Spotify, junto con un álbum y otro en camino, no cabe duda que Poppy es un negocio rentable.