"Frankenstein, o el moderno Prometeo" de Mary Shelley cumple 200 años de su publicación.





1 de enero de 2018



Hace hoy exactamente doscientos años, una mujer: Mary Wollstonecraft Shelley (nacida como Mary Wollstonecraft Godwin) publicaba su primera novela: "Frankenstein, o el moderno Prometeo". La obra fue pionera en la ciencia-ficción y abrió las puertas a muchos conceptos modernos tanto en la ciencia ficción como en la ciencia misma.





Crédito por la imagen: Sabina Morante.



La historia de la publicación de Frankenstein comienza años antes de 1818. Concretamente, en 1815. Entonces, Mary Godwin, una mujer soltera hija del pensador William Godwin y la intelectual feminista Mary Wollstonecraft, había huido a Francia con Percey Shelley, un escritor que había conocido en las charlas intelectuales que celebraba William Godwin en su casa. En aquel año, el volcán Tambora en Sumbawa (Indonesia) tendría una erupción que sumió a todo el planeta en ceniza volcánica, provocando que el año 1816 fuera denominado "el año sin verano". Mary y Percey desconocían que así iba a ser cuando fueron invitados por Lord Byron a veranear en su villa en Suiza, y los intelectuales que allí se juntaron se vieron recluidos en la mansión de Byron con pocas posibilidades de emprender actividades de exteriores. Por eso que la lectura y las charlas literarias (a menudo realicionadas con los cuentos de terror gótico) se convirtieron en pasatiempo habitual. Byron retó a sus huéspedes a escribir un relato de terror. De aquél concurso surgirían los borradores de dos novelas que hicieron historia: "El Vampiro", de John Polidori y "Frankenstein", de Mary Shelley.


Más allá de la simple diversión, Percey animó a su novia a expandir el relato y a labrarse una carrera en las letras, tal y como ésta ha documentado en sus memorias. Así, el 1 de enero de 1818 sería publicada la primera versión de la novela "Frankenstein, o del moderno Prometeo". Posteriormente, en 1831, Mary Shelley escribiría una nueva versión, que es el texto definitivo que pasó a la historia de la literatura y fue pionero en cuanto a novelas de ciencia-ficción.


Mary Shelley y la ciencia de la reanimación


Los huéspedes de Villa Diodati, además de sobre literatura, discutían sobre los últimos avances de la ciencia. Precisamente, durante aquellos años, comenzaban a darse los primeros pasos en cuanto a la investigación del sistema nervioso de los animales y humanos. El primer experimento en excitación nerviosa tuvo lugar en 1803, pero se fueron perfeccionando y en el mismo año de 1816, Luigi Galvani lograría grandes avances al respecto. Si bien Galvani no logró con su descubrimiento y los experimentos posteriores lograr determinar la verdadera naturaleza del sistema nervioso, consiguió desmontar la falsa teoría de Descartes acerca de que sólo servía para transportar fluidos. Además, su enfrentamiento con su colega Alessandro Volta conduciría a éste al desarrollo de otro avance fundamental en la ciencia moderna: la pila voltaica.


Mary describió la inspiración de su obra como producto de una pesadilla. Lo relata de esta forma: "un pálido estudiantes de artes impías, de rodillas junto al objeto que había armado. Vi al pálido fantansma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderosos, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural." No obstante, entonces era habitual describir de forma "artística" la inspiración para una novela. Probablemente, las noticias de los experimentos de Galvani fueran noticia en los diarios italianos de la época. Reconocer que la idea para su relato venía de una simple noticia de periódico sería en la época algo con "poco glamour", por así decirlo y por eso Mary Shelley seguramente enmascaró la fuente de su inspiración. Algo parecido haría con su novela "El último hombre", de la cual aseguró que había sido producto del hallazgo de una serie de escritos proféticos en una cueva, durante un paseo.


En cierto modo, Mary siempre había tenido ciertas fantasías acerca de poder reanimar a los muertos: no en vano dos de sus hijos habían muerto para cuando escribió la segunda versión de"Frankenstein", y en 1822 sería su marido Percey quien fallecería en un naufragio. Tras este suceso, Mary se negó a casarse de nuevo. Según ella, su marido había sido un genio y tan sólo otro de su altura podría hacerla feliz. Sin embargo, esto nunca sucedió. En 1851 comenzó a sufrir los síntomas del tumor cerebral que acabaría con su vida. Afortunadamente, siguió el consejo de su marido y nos dejó toda una serie de novelas, la mayor parte históricas y alguna otra obra de ciencia-ficción más, como es el caso de "El último hombre". A pesar de la similitud del argumento con la novela "Soy Leyenda" de Richard Matheson, no hay relación conocida entre ambas (aunque no es descartable que Matheson se inspirara en la obra de Mary Shelley). "El último hombre" recibió duras críticas en su época, pero fue también una obra visionaria en cuanto al género de la ficción postapocalítptica, siendo una de las primeras de su género junto con "La peste escarlata", de Jack London.


El legado de Frankenstein


Doscientos años después de la publicación de su novela, el legado de Frankenstein ha sido amplio. Más allá de las múltiples adaptaciones y reinterpretaciones de la obra, la idea de reanimar a seres vivos ha continuado. Los experimentos de Galvani se limitaron a animales, pero la idea de reanimar seres humanos concebida por Mary Shelley condujo a la invención del desfibrilador. El primer experimento en humanos fue conducido en 1899 en la Universidad de Ginebra, muy cerca de donde Mary Shelley escribió el primer borrador de su opera prima. La invención del desfibrilador moderno sería realizada en 1930 por William Bennet Kouwenhoven. Sin embargo, no sería hasta 1966 que el cardiólogo Frank Pantridge inventó una modalidad portátil del dispositivo. A día de hoy, unidades similares a las diseñadas por Pantridge son comunes en casi cualquier lugar público y salvan anualmente millones de vidas.


En la ciencia ficción, Mary Shelley también supuso una influencia clave. Su novela condujo en cierta medida a la idea de la creación de seres mecánicos o híbridos mecánicos y orgánicos. En cierto modo, Frankenstein fue el primer cyborg de la ciencia-ficción. El personaje de Victor von Frankenstein sería también icónico en cuanto a la creación del cliché del científico que va más allá de la moral en su investigación, lo cual sería un tópico recurrente en los dos siglos que seguirían hasta la fecha de hoy, conduciendo hacia la reflexión sobre los límites morales de la ciencia y la creación de las primeras obras distópicas.