Algo pasa con Edgar (Mitchell): ovnis, spam y prensa amarilla





12 de octubre de 2016



La reciente publicación por Wikileaks de una segunda tanda de emails de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton ha provocado inusuales titulares en la prensa española. Esta es una historia de cómo a menudo la codicia por un titular impactante lleva a un absoluto desastre desde el punto de vista periodístico (y no digamos científico).





Con este pintoresco titular, La Sexta TV pretendía captar la atención de los internautas en un artículo publicado en su web. El subtítulo de la noticia hace referencia a comunicaciones entre el chambelán de la candidata presidencial y el "astronauta" Edgar Mitchell. Esto constituye el primer error: Edgar MItchell se retiró de su carrera como astronauta en 1972. Si bien el hecho de haber sido uno de los últimos hombres vivos en haber viajado y alunizado con éxito en nuestro satélite marcó el resto de su vida y es por sí mismo sumamente meritorio, lo cierto es que es una parte muy pequeña de la vida de Mitchell.


La pregunta natural que uno se formula es: ¿qué hizo Edgar Mitchell desde 1972 hasta su fallecimiento en febrero de este año? Tal vez marcado por la inmensidad de su experiencia, Mitchell se embarcó en un viaje místico a la pseudociencia en el cual todo estaba permitido: desde la curación remota hasta el viaje psíquico, pasando por la teoría de la conspiración y sin olvidar entre medias la ufología.


De hecho, la existencia de contacto con alienígenas y el esfuerzo por conseguir que se publique toda la información "oculta" sobre ellos se convirtió en su principal caballo de batalla durante toda su vida desde su retiro de la NASA. Y precisamente a esto obedece el email recibido por John Podesta: Mitchell solicitaba a Podesta (entonces Consejo de la Presidencia bajo el mandato de Barack Obama) una reunión de urgencia con el motivo de discutir el riego de una guerra en el espacio, junto con la revelación sobre la "Energía de Punto Cero". Aparentemente, los alienígenas habrían auspiciado el Tratado del Espacio Exterior (en inglés) por el cual el espacio se mantiene desmilitarizado. A cambio, habrían proporcionado información sobre esa presunta fuente de energía ilimitada y ecológica que la burocracia de Washington lleva ocultando desde entonces.


Colateralmente con esto, Mitchell asegura que el Vaticano conoce y cuenta con pruebas de la existencia de los alienígenas. Desde luego, desde el punto de vista de un conspiranoico, tiene sentido que la organización con el aparato de inteligencia más antiguo del mundo tenga esa información. Sin embargo, no proorciona ninguna prueba sobre ello más que el conocimiento de dicha información por una colega suya, Terri Mansfield. Mansfield se dedica principalmente a trabajar en varioas ONGs, entre ellas en una de ellas con Mitchell. En el titular no hacen mención a este hecho, y se vale de la autoridad de Wikileaks para ello, cuando en realidad es nada más que un brindis al sol.


En resumen, esto es una prueba de cómo los medios fabrican noticias de la nada, y como indagar sobre ellas tan sólo un poco con algo de juicio crítico nos permite distinguir la verdadera información del contenido especulativo.